Curiosamente el tejido adiposo tiene una característica llamativamente especial; su propiedad de multiplicarse y crecer si constituir un tumor en el concepto conocido del término.
Todos los órganos están constituidos por células que son controladas en su número mediante un sistema de suicidio celular denominado apoptosis, o eliminando las que quedan en la superficie por descamación.
El tejido adiposo no sufre este fenómeno y tiene la capacidad de crecer hasta límites no compatibles con la salud y la vida.
Los adipocitos pueden crecer desde un tamaño microscópico a tamaños de 7 centímetros. Cualquier célula adiposa especialmente las ubicadas en la región del tronco sufren una transformación dramática cuando alcanzan el tamaño de 1 cm. Este tamaño crítico determina la transformación de una célula que sirve de despensa a una totalmente diferente con características tumorales transformadora de hormonas, productora de productos hormonales de muy diversa función que pretende perpetuar el tejido.
En este intento los productos hormonales producidos determinarán cambios fisiológicos que harán de huésped una víctima de este parásito que limitará su calidad de vida y finalmente la destruirá a través de las consecuencias de la diabetes los accidentes cardiovasculares y los cánceres.
El tratamiento de esta adipocitopatia se realiza con fármacos espécificos para inhibir el efecto de sus productos hormonales, haciendo una reprogramación alimentaria y extrayendo aquellos depósitos de grasa hipertrofiados.
Debe en consecuencia ser tratada por un experto en hormonas y metabolismo del tejido adiposo.
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